Contenido:
LIBROS APOCRIFOS ES ES UN BLOG PARA GAYS VARONES ADULTOS.
*Cuando en este Blog se usan los términos "Chiquillo" o "Niño" son Sólo en forma de jerga o lenguaje coloquial, entendiéndose que se hace referencia a personas Adultas. Todos los modelos aqui mostrados son de 18 años o mayores.
LIBROS APOCRIFOS es un Blog hecho de relatos, y sólo tiene sentido para aquellos que se saben cultores del homo erotismo leído. Los temas incluyen Sexo Intergeneracional, Incesto, Sadismo, Sexo sin proteccion, Fisting, Lluvias y Fetiches Extremos Ilimitados en General.
LIBROS APOCRIFOS no posee ninguna propiedad sobre las imágenes existentes, las cuales fueron tomadas de diversos sitios de libre circulación en Internet.
*Si por alguna razón consideras que alguna de las imágenes no debe figurar aquí, por favor, contáctame y será removida.
*Este sitio contiene material prohibido para Menores de Edad e inconveniente para personas sin amplio criterio que puedan sentirse ofendidas por su contenido. Si te sientes ofendido o incomodo con la presencia de hombres desnudos, por favor RETIRATE.
*Para intercambio de links, envíame un mail.
ACTUALIZACION: CAPITULO 1, 2, 3, 4... MAS ILUSTRACIONES EN PROCESO...
LEER CAPITULO 01
LEER CAPITULO 02
LEER CAPITULO 03
LEER CAPITULO 04

AL 01.JUN.10 - MAS DE 20,300 VISITAS DESDE 91 PAISES!
EL 99.5% DE LOS QUE NOS VISITAN, REGRESAN POR MAS! 56 Seguidores.
COMENTAME TUS FANTASIAS, TUS SUEÑOS, QUE TE GUSTARIA LEER AQUI... !!!

EL CONTROL DEL AUDIO, ---> AL FINAL DE LA PAGINA.

Seguidores

CAPITULO 11

Los años perdidos en la niñez de Jesús.
CAPITULO 11

Tan pronto como el que había llevado la voz cantante de los recién llegados -el cual, evidentemente, parecía ser el Sumo Sacerdote de los tres advirtió la hermosa desnudez que estaba ante su ardiente mirada, sin dudarlo un instante abrió su túnica para poner en libertad un largo y anchuroso miembro.
Tomando en sus brazos al muchacho, lo puso de espaldas sobre el gran cofre acojinado, brincó sobre el, se colocó entre sus chorreantes muslos, y apuntando rápidamente la cabeza de su rabioso campeón hacia el suave orificio anal, empujó hacia adelante para hundirlo por completo hasta los testículos.
El Niño Jesús dejó escapar un pequeño grito de éxtasis al sentirse empalado por aquella nueva y poderosa arma.
Para el hombre la posesión entera del hermoso muchacho suponía un momento estático, y la sensación de que su erecto pene estaba totalmente enterrado en el cuerpo de el, le producía una emoción inefable.
No creyó poder penetrar tan rápidamente en sus jóvenes partes, pues no había tomado en cuenta la lubricación producida por el flujo de semen que ya había recibido.
El Sumo Sacerdote, no obstante, no le dio oportunidad de reflexionar, pues se dio a atacar con tanta energía, que sus poderosas embestidas masajeándole la próstata, desde luego produjeron pleno efecto en el niño causándole un orgasmo seco al que a se estaba acostumbrando.
Esto fue demasiado para el disoluto Sacerdote. Ya firmemente encajado en el estrecho embolo, que le quedaba tan ajustado como un guante, tan luego como sintió las convulsiones y jadeos del pequeño dejó escapar un fuerte gruñido y descargó con furia.
Yeshúa disfrutó el torrente de lujuria de aquel hombre, y abriendo las piernas cuanto pudo lo recibió en lo más hondo de sus intestinos, permitiéndole que saciara su lujuria arrojando las descargas de su impetuosa naturaleza.
Los sentimientos lascivos más fuertes de Jesús se reavivaron con este segundo y firme ataque contra su persona, y su excitable naturaleza recibió con exquisito agrado la abundancia de líquido que el membrudo campeón había derramado en su Interior.
Pero, por morboso que fuera, el jovencito se sentía exhausto por esta continua corriente y por ello recibió con desmayo al segundo de los intrusos que se disponía a ocupar el puesto recién abandonado por el Sumo Sacerdote.
Pero El Niño Jesús quedó atónito ante las proporciones del falo que el Sacerdote ofrecía ante el.
Aún no había acabado de quitarse la ropa y ya surgía de su parte delantera un erecto miembro ante cuyo tamaño hasta el de Jonatán tenía que ceder el paso.
De entre los rizos de rojo pelo emergía la blanca columna de carne, coronada por una brillante cabeza colorada, cuyo orificio parecía constreñido para evitar una prematura expulsión de jugos. Dos grandes y peludas bolas colgaban de su base y completaban un cuadro a la vista del cual comenzó a hervir de nuevo la sangre de Jesús, cuyo Juvenil espíritu se aprestó a librar un nuevo y desproporcionado combate.
¡Oh, Padrecito!
¿Cómo podré jamás albergar tamaña cosa dentro de mi persona?
Preguntó acongojado.
¿Cómo me será posible soportarlo una vez que esté dentro de mí?
Temo que me va a dañar terriblemente.
-Tendré mucho cuidado hijo mío.
Iré despacio.
Ahora estás bien preparado por los jugos de los Santos Varones que tuvieron la buena fortuna de precederme.
Yeshúa tentó el gigantesco pene.
El Sacerdote era endiabladamente feo, bajo y obeso, pero sus espaldas parecían las de un Hércules.
El muchacho estaba poseído por una especie de locura erótica. La fealdad de aquel hombre sólo servía para acentuar su deseo sensual. Sus manos no bastaban para abarcar todo el grosor del miembro. Sin embargo, no lo soltaba, lo presionaba y le dispensaba inconscientemente caricias que incrementaban su rigidez. Parecía una barra de metal entre sus hábiles manos.
Un momento después el tercer asaltante estaba encima de el, y el niño casi tan excitado como el Padre, luchaba por empalarse con aquella terrible arma.
Durante algunos minutos la proeza pareció imposible.
No obstante la buena lubricación que el había recibido con las anteriores inundaciones de su vaina.
Al cabo con una furiosa embestida, introdujo la enorme cabeza y Jesús lanzó un grito de dolor. Otra arremetida y otra más; el infeliz bruto, ciego a todo lo que no fuera darse satisfacción, seguía penetrando. Jesús gritaba de angustia, y hacía esfuerzos sobrehumanos por deshacerse del salvaje atacante.
Otra arremetida, otro grito de la víctima y el Sacerdote penetró hasta lo más profundo en su interior. Jesús se había desmayado, ante este penoso calvario que solo lo preparaban para afrontar pruebas mas duras veintiún años después.
Los dos espectadores de este monstruoso acto de corrupción parecieron en un principio estar presos a intervenir, pero al propio tiempo daban la impresión de experimentar un cruel placer al presenciar aquel espectáculo.
Y ciertamente así era, como lo evidenciaron después sus lascivos movimientos y el interés que pusieron en observar el más minucioso de los detalles.
Correré un velo sobre las escenas de lujuria que siguieron, sobre los estremecimientos de aquel salvaje a medida que, seguro de estar en posesión de la persona de Yeshúa, prolongó lentamente su goce hasta que su enorme y férvida descarga puso fin a aquel éxtasis y cedió el paso a un intervalo para devolver la vida al pobre muchacho.
El fornido Padre había descargado por dos veces en su interior antes de retirar su largo y vaporoso miembro, y el volumen de semen expelido fue tal, que cayó con ruido acompasado hasta formar un charco sobre el suelo de madera.
Cuando por fin el Niño Jesús se recobró lo bastante para poder moverse, pudo hacerse el lavado que los abundantes derrames en su rojo y distendido ano hacían del todo necesario, oró con mucha fe para poder recuperar las fuerzas, hemos de recordar que Jesús apenas era un niño de 12 años, que en otras circunstancias hubiera estado jugando y no dado en cuerpo y alma a satisfacer estos pervertidos sacerdotes que solo lo llevaban por l e camino de la lujuria y la depravación.

Leer más...

ESCRIBE LO QUE QUIERAS...

deja tu comentario...